La Navidad se acerca y una de las preguntas que más se repiten los padres, abuelos y tíos es saber qué juguetes pueden ser los más acertados para los niños; pero muchas veces no sabemos con qué juguete acertaremos más.
Hay algunos juguetes y juegos que además de permitir divertirnos con nuestros pequeños, pueden ser de gran ayuda para apoyar el desarrollo de la comunicación y el lenguaje.
Para elegir el juguete adecuado debemos tener en cuenta la edad del niño y sus intereses y motivaciones:
Las marionetas o títeres les ayudaran a desarrollar habilidades de imaginación, mantener la atención, la escucha, y a comprender y conversar con las marionetas.
Los cuentos son un gran recurso, ya que podemos utilizarlos para los niños pequeños hasta los más mayores. Pueden ser cuentos con sonidos y texturas que nos ayudaran a fomentar vocabulario, o cuentos con CDs para escuchar y construir sobre ellos.
Los instrumentos musicales ya sean de percusión (tambores, panderetas, …) o de viento (trompetas, flautas…), cascabeles, palos de agua, ayudan a desarrollar la discriminación auditiva y a fomentar la escucha activa.
Juegos creativos con materiales como las pinturas, plastilina, arena o pizarras desarrollan la creatividad y el lenguaje al acompañar nuestra actividad con nuestras descripciones de la situación.
Los teléfonos de juguete incitan a conversar, ya que su principal función es representar que se habla a través de ellos con otra persona.
Juguetes para el desarrollo del juego simbólico: por ejemplo jugar a la casita, a las muñecas, a hacer la comida, a comprar, todo estas actividades requieren del uso del lenguaje.
Disfraces, jugar a ser otro personajes, una médico o un policía por ejemplo, nos permiten desarrollar otros roles.
Juegos de mesa por los turnos, puzzles. Para la comunicación, los turnos son una habilidad básica, y jugar con este tipo de juegos, ayuda a los niños a desarrollar esta habilidad, a la vez que también les ayuda a escuchar.
Cuanto más cosas haga un juguete, como los juguetes electrónicos, que emiten luces, voces y sonidos, generan tanta actividad, que los niños y padres tienden a mirar más y interactuar menos.
El lenguaje, por tanto, se desarrolla en contacto con otras personas, que hablan, miran, sonríen al niño y se adaptan a sus necesidades. El juguete tiene que ser el medio para ello.
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